Mi primera semana en mi octavo piso de alquiler

Llevo una semana en mi nuevo piso y aún no he abierto todas las maletas. Lo haré hoy. Sábado. Porque, durante la semana, he tenido que ir cada día a ese trabajo notequejesquealmenostrabajas que me tiene desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche fuera de casa. Hoy sábado, después de un café y de mi capítulo de Cuéntame debajo de esa manta nueva, me dispongo a hacerlo.

Portada de 'Coqueto, mejor ver' de 'Verne' y Sara Caballería. 

Existen, en el trabajo, días por mudanza, ya sabéis, esos días que están en el convenio y que, muchas veces, ni sabemos. Pero lo mío no es cuestión de que me dé miedo que me echen si me pido el día; lo mío es ya una cuestión de vergüenza. Empecé a trabajar en abril (hace ahora 9 meses y medio) y, bueno, en lo que ha durado este embarazo ya me he mudado dos veces [tres si contamos la inicial, en la que también pedí unas horas, creyendo que serían las únicas].

La Oferta y la "De manda coj...."

Dice Aguado, referente madrileño donde los haya (nótese la ironía) que Smith decía que los precios se regularán por Oferta y Demanda. Ya sabéis. Si hay más pisos ofertados los precios bajarán porque hay menos demanda y, por tanto, para equilibrar el mercado... blablabla. Pues bien, la cuestión es que, un piso medio de dos dormitorios HABITABLE en el centro de Madrid sale por la friolera cifra de unos 1000€ redondos. Y por lógica de mercado, entonces, debe haber poquitos pisos: 200 o 300. Pues si te metes en idealista te caes de espaldas. 10.000 pisos en alquiler. A comérselos con patatas.

Creo que ni Aguado, ni Smith (que, por cierto, en su Riqueza de las Naciones marcaba vivienda y alimentación como algo fuera de la lógica del mercado y dentro de la del Estado) han buscado piso de alquiler a partir de 2011 con un sueldo media o, peor, un sueldo moda. Yo sí, con mi suelo moda (que no media) me puse a buscar, hace ahora nueve meses, un piso para quedarme no muy lejos del centro (ya que trabajo a turno partido y estoy 12 horas fuera por lo que, si me voy un poco más lejos del centro, estaría 14), pero tampoco muy cerca del centro (que, bueno, ya sabemos todos que es solo para gente que no vive, sino que pasa un fin de semana de vacaciones en su AirB&B en su pisito por el mismo precio que yo pagaré por un mes.

Inciso: ojo a quien me diga que me vaya más lejos. Yo, currita que levanta su España querida, tengo que pegarme una hora de tren de ida y otra de vuelta para ir a trabajar porque ellos, en su cabeza y bolsillo de no pagar un alquiler porque nacieron con la casa comprada, han decidido que si, el inglés turista puede pagarse un fin de semana al lado de mi trabajo, yo no puedo vivir en esa misma casa entre semana. Vosotros no sois bienvenidos a este blog. Idos a un bar chic con muffins de chocolate y a mí dejadme luchar por un precio habitacional justo y digno. Y por una casa propia. Que me he independizado de mis padres para depender siempre de compañeros de piso. ¡Coñe!

¡A la octava va la vencida!

Continúo con mi historia de la séptima y octava búsqueda de piso: Idealista, BADI, las páginas de Facebook... Límite POR HABITACIÓN que marqué: 350€. Vamos allá Beatriz, esto no es la primera vez que lo haces. Aunque, por primera vez, sí cambiaban mis ¿exigencias? Buscaba un piso para vivir y descansar del trabajo, con algo más de calma, limpieza y luz que los anteriores, en los que la búsqueda fue un poco más indiferente y alocada, ya que, al final, lo que buscaba en ellos era la diversión después de un día de Universidad y prácticas.

Primer piso de la búsqueda: Moratalaz. Tercera planta. Puerta izda. Ding dong. Cocina impoluta, baño brillante, habitación con ventana. Y casa con niño. Se trataba de un matrimonio que acababa de tener un hijo y que tenía aún una habitación libre. La mujer, muy risueña y alegre, me asegura que "no da un ruido". Bueno, y si lo da, ¿qué? ... es un niño. Salí de la casa y me monté en el ascensor. Me miré al espejo. Habrá que seguir la búsqueda: Ventas y su piso con una ratita casera merodeando sobre el sofá; Quintana y el piso de la pareja cuya primera pregunta fue: "te quitarás los zapatos en casa, ¿verdad? es que nosotros vemos las bacterias en los pies"; aquel octavo sin ascensor en Tetuán; la habitación sin ventana "pero no pasa nada porque tenemos bombillas de recambio que nos compra el casero" de Embajadores...

Decidí subir mi apuesta a 400€ por habitación y compartirlo en Twitter. Un conocido -ahora amigo- me escribió: ey Bea, vente a ver mi piso. Tenemos una habitación por 375€ + gastos. ¡¡Perfecto!! Conde de Casal. Un zulo enano que acepté y reconvertí después de dos visitas a IKea y 200€ de gasto (hubieran sido de inversión si aún hoy siguiera en ese piso). Ventana a la terraza de la cocina y, a su vez, a un patio interior sin luz y con olor a fritanga. Hormigas veraniegas que comían con nosotros... ¡¡Era el mejor piso de los que había visto en ese rango de precio!! Entré en septiembre, después de unos meses en un piso en Manuel Becerra del que me echaron, literalmente, por reformarlo para hacerlo un Airb&b, antes dándome la opción de pagar por habitación, al mes, lo que iban a pagar los turistas: 800€. 

Y con todo hice mi maleta y empecé mis muchos viajes a Conde de Casal, línea directa de bus y de Metro. Y me instalé. Y viví 4 meses. Y me fui. De nuevo. Con lo puesto, haciéndo los mismos viajes y dos más: para llevar el zapatero que había montado para mi larga estancia que nunca fue así y para llevar los libros nuevos adquiridos en 4 meses y que no entraban en la maleta de meses atrás. [Desde aquí un saludo al conductor de la EMT que, después de decirme que no se puede subir con varias maletas al bus, me ayudó a subirlas y me dio ánimos; la lagrimita mientras escribo esta línea va por él].

Ahora escribo estas líneas, como decía, sin haber abierto la última de las maletas. Pero hoy lo haré. Porque hoy vienen muchos amigos a cenar. Algunos solo han conocido algunos pisos; otros han conocido todos y hay muchos que se quedaron en los primeros, y no supe más de ellos. Casi todos han hecho de su casa mi casa durante la búsqueda. Y de su nevera, la mía. Conocen mis mudanzas, casi todas, como digo: de la Calle Joan Font de Getafe a la calle Jazmin; de Jazmin a la Flor Baja de Madrid; al piso franquista de Santa María de la Cabeza, después; Guadalajara y Ávila, de por medio, para llegar a Manuel Becerra; Conde de Casal me acogió en su zulo y ahora me acoge otra casa muy diferente, otra habitación que, de nuevo, da a un patio interior con su fritanga. Un piso de dos en el que vivimos tres por 975€ al mes y que nos permite, en su limitado espacio, no derrochar grandes cantidades de dinero.

... tampoco a la octava va la vencida, no.

Un piso ideal. Aquí me quedó. Pero hasta agosto. En agosto nos echan. Durante el invierno el casero vendrá a vivir. Entonces, buscaré mi noveno piso en seis años. ¡¡Cosas del mercado!! Ayer, cuando mi compañero y amigo Roberto fue a abri la puerta, los tornillos del pomo se vinieron abajo. Solo hemos tenido que atornillar. A ver si no aparecen hormigas en verano. Voy a terminar de colocar la maleta, un cuadro de Frida Khalo y algún que otro cactus.

Como decía Dani Dominguez en su artículo "Habitaciones que no son nuestras" en Apuntes de Clase: nunca serán nuestras habitaciones porque una fianza impide que agujereemos la pared, que colguemos fotos, que pongamos semillas en macetas porque, probablemente, no podremos verlas crecer. Y sobre todo nunca, nunca, podremos almacenar libros, que seguirán llenando nuestras habitaciones de origen, porque no sabremos cuando tendremos que volver a mudarnos. Y 20 libros ya son otro viaje más que, a veces, uno no puede permitirse el lujo de realizar.

Gracias mamá y papá por seguir acogiendo todos mis libros en esa habitación que ahora, en Ávila, vosotros veis vacía pero que yo, desde Madrid, sigo llenando. Esta lucha también es vuestra. 






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